Amar bit a bit

Bit n us

*Bit n us* es una unidad de poesía que parte del bit, esa medida mínima de información que representa una elección entre dos posibilidades equiprobables. El yin y el yang, martes y Venus, el día y la noche, el bien y el mal.

Dos probabilidades… y en el medio, el ser humano. Él y ella. Lo femenino y lo masculino. El intento por conectar, por amar.

*Bit n us* se presenta como un libro de poemas digitales en la forma, pero viscerales en su contenido. «Digitales» por su estructura acorde a los patrones contemporáneos de lectura: frases cortas, directas, cotidianas, marcadas por la inmediatez. «Viscerales» porque abordan aspectos profundamente ligados a la condición humana, a la forma en que una persona se entrelaza con otras.

El libro es breve, comparable con un desplazamiento rápido por Twitter o una conversación corta por WhatsApp. Su estructura deja espacios en blanco que funcionan como pausas, silencios cargados, momentos de reflexión. Se lo podría definir como un relato corpóreo, que cobra volumen a medida que se lee, porque resulta casi inevitable verse reflejado en sus palabras, en sus frases —escribiéndolas, recibiéndolas.

Una mujer dialoga con dos hombres. Se vincula con ellos de maneras distintas, siempre desde lo virtual, pero cada uno representando extremos opuestos en su vida real. Ese desdoblamiento sirve como recurso para plantear una pregunta vigente: ¿cuán reales son las relaciones que se construyen sobre bits, mediadas por pantallas, anidadas en pensamientos solitarios y consumadas en el deseo distante?

La tecnología ha modificado los patrones de comportamiento, transformando el amor y el sexo. Las redes sociales y la era digital dieron forma a un espacio nuevo, intangible y fragmentado, donde los vínculos nacen, crecen o desaparecen con la misma fugacidad con la que empieza un nuevo día. En *Bit n us*, Luz Pearson presenta a una protagonista que encarna lo primitivo dentro de lo digital: la sexualidad encendida por el deseo; el romanticismo según el vínculo. El Fauno representa el impulso carnal; el “otro”, la promesa afectiva. Dos posibilidades, como todo bit.

Hoy los recuerdos se alojan en Facebook y las emociones enredadas entre algoritmos. El amor, desdibujado, se torna sufrimiento casi inevitable. Como canta Mollo: “Besos por celular, las momias de este amor, piden el actor de lo que fui…”. En ese tono se inscribe el final. Sexo, encuentros breves, deseo, histeria, ternura, provocación… todo eso volcándose en este nuevo escenario, en este espacio incierto que cada bit vuelve real. Ya no se es quien se era: se es una versión reconfigurada, adaptada para amar *bit a bit*.